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INTEGRACIÓN Y DESARROLLO


Después de un mes de vacaciones retomamos los artículos semanales (1), teniendo en cuenta la participación en un seminario internacional sobre el futuro de la integración y de asistir a una excelente reunión sobre el desarrollo y los desafíos del mediano y largo plazo, organizado por la Comisión de Programa del FA, presidida por Constanza Moreira. En esta última reunión, me llamó la atención que no se hiciera ninguna referencia al futuro de la integración, salvo una breve mención de Luis Bértola al final de su exposición. Lo planteo de esta manera porque creo que no hay desarrollo sin integración, y que no hay integración sin integración productiva.

Vamos a partir de objetivos, de metas que también pueden considerarse como verdaderas utopías, si miramos la actual realidad regional. Dada la situación internacional no se puede soslayar la necesidad de realizar acuerdos comerciales, que tienen que ser funcionales a las necesidades de desarrollo de los países sudamericanos. Pero en el mundo juegan las relaciones de poder. Por ello es imprescindible avanzar hacia la unidad regional, a lograr propuestas comunes que atiendan las especificidades de nuestros países. Los tratados de libre comercio existentes atienden las necesidades de las grandes empresas transnacionales, que están interesadas en la propiedad intelectual para extender los plazos de las patentes, en las compras gubernamentales, en la protección de sus inversiones, donde las controversias con el Estado las resuelvan tribunales internacionales y la liberalización de los servicios.



(1) Refiere a sus artículos publicados, al igual que este, en La República

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