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GOLPE DE ESTADO DE 1973: NEOLIBERALISMO A SANGRE Y FUEGO.


El 27 de junio de 1973, y en ese marco, se produjo el golpe militar en Uruguay. Fue la instrumentación de la política Nacional económica, delineada en el Plan de Desarrollo antes mencionado. En el diagnóstico se exponía la existencia de la escasa dimensión del mercado interno relacionándolo al tipo de crecimiento poblacional y a una insuficiente dotación de recursos que trababa las posibilidades de alcanzar escalas mínimas de producción. El Estado aparece allí como causal de la “ineficiente” asignación de recursos, desestimulando el ahorro y la inversión, propiciando la fuga de capitales. Estableció que el proceso inflacionario se debía al comportamiento de los salarios reales, el déficit público (con gran peso del gasto social) y el exceso de créditos de la banca oficial. De allí que los cuatro ejes del nuevo modelo se relacionaran con la búsqueda de la estabilización, la apertura y la liberalización económica, todo lo que implicaba profundas transformaciones en el papel del Estado (que no es disminuirlo, si no cambiar su dirección). Era la instauración del neo-liberalismo económico.

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