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Un presupuesto concentrador. Adivine donde está el “ahorro”



Publicado en MateAmargo 3/9/2020


El “ahorro” prometido está


El proyecto de ley presupuestal 2020-2024 presentado esta semana al parlamento trae implícito el ahorro comprometido durante la campaña electoral de U$S900 millones. Obviamente pagado por trabajadores y prestaciones sociales, además de otros gastos de funcionamiento no personales. De ese ahorro el 29% (259 millones de dólares) corresponde a remuneraciones, el 14% (123 millones de dólares) a pasividades y el resto del ajuste (el 57% o sea 514 millones de dólares) a otros gastos de funcionamiento.

Pero si miramos la cuestión en pesos uruguayos a valores constantes, las variaciones no son tan grandes, pues las remuneraciones públicas se mantendrían en términos de masa salarial, aumentando las pasividades, y sí disminuyendo bastante los gastos corrientes (15%) según ya estaba estipulado por decreto, ahora llevado a toda la administración central. Recordemos que por esta clasificación del gasto (corrientes o no personales) se incluyen múltiples contratos públicos de servicios con empresas, ONGs, unipersonales, etc. que involucran a miles de trabajadores.

¿Cómo se explica esto? Pues porque el proyecto de Presupuesto prevé que evolucione diferente el dólar (tipo de cambio) o sea la devaluación, y la inflación (los precios internos). Y por las dudas que no alcanzara, otro mecanismo dijo presente: la pauta salarial. Por un lado, tiende a la baja del salario real pues arranca sin correctivo de inflación, o sea se perderá un 5% o más este año que no se recuperarái, sumándose que la pérdida salarial por inflación hacia el 2021 se irá recuperando supuestamente en los años sucesivos. Todo esto si se cumplen las metas fiscales y de inflación, que como veremos más adelante, parece sencillamente imposible. Por otra parte, el ajuste se prevé desde la disminución de trabajadores públicos directamente a través de la reposición de un solo cargo cada 3 vacantes que se sucedan. Ya tenemos larga experiencia histórica de lo que pasa con estas disminuciones, pues sabemos que se envejece el gobierno central disminuyendo su productividad, como por ejemplo en el 2004, cuando el promedio de edad del ministerio de industria superaba los 55 años. Faltarán así más maestros, profesores, personal de salud, administrativos en la gestión, en la limpieza, etc.

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